El mantenimiento de una estufa de gas es primordial. La razón es que este aparato está preparado para funcionar durante varias horas seguidas, lo que incrementa las posibilidades de que se deteriore. Queremos que tengas toda la información para que te dure más tiempo y sepas cómo usar este invierno tu estufa con tranquilidad.
Junto con este concepto, la seguridad también es importante, y muchas veces no se le da la relevancia necesaria por desconocimiento. Como solución, vamos a dar respuesta a algunas de las dudas más frecuentes sobre ellas. Recuerda también que hemos abordado cuáles son las mejores estufas para ahorrar en calefacción.
El olor a gas en casa es una circunstancia a la que debes prestar atención. Puede darse el caso de que haya una fuga de pequeño tamaño y no hayas conseguido localizar exactamente en qué parte de la estufa se ha producido. Si eso ocurre, ponte en contacto con especialistas para que la revisen lo antes posible.
Incluso si le das el mantenimiento correcto, es normal que puedas tener ciertas dudas. Queremos responderlas una por una para que sientas absoluta confianza, tranquilidad y comodidad con el uso de tu estufa.
Debes comprobar que el regulador de presión está encendido y que el tubo flexible no está desconectado. Luego, revisa que la bombona no esté vacía y que la válvula no se haya cerrado sola. Como última opción, puedes hacer una limpieza integral para solucionar cualquier posible obstrucción en las tuberías.
Bajo ningún concepto. No debes dormir con una estufa de gas encendida en la misma habitación, ya que la combustión come el oxígeno, generando monóxido de carbono, un gas muy peligroso para la salud que no huele y no se puede detectar.
Por norma general, todas las estufas son compatibles con las bombonas de gas butano y algunos modelos, con gas propano también. Pregunta al fabricante para utilizar la correcta.
Una estancia puede alcanzar una temperatura agradable (21 °C, aproximadamente) en unos 20 minutos. Dependerá también de si hay una ventilación excesiva, dado que más de dos ventanas abiertas generan corriente e impiden la calefacción. Como mucho, en una hora la tendrás perfecta.
Sí, y nuestra sugerencia es que lo hagas una vez cada dos o tres meses, siempre en seco. Primero, retira el quemador y límpialo con un trapo seco de microfibra. Después, aspira las cenizas en el depósito y asegúrate de que no hay ninguna obstrucción en los conductos. Por último, retira todo el hollín presente en placa de vidrio con un paño suave.
Hay varias situaciones que pueden provocar el apagado. Una es la falta de gas, puesto que la bombona puede haberse vaciado durante el uso de la estufa. Otra es una avería en la válvula, que necesitarás reemplazar para que no identifique una falta de combustible de modo erróneo.
En los últimos años, los nuevos modelos incorporan un sistema de seguridad de apagado automático en caso de fallo en la llama. Lo incluyen, por ejemplo, nuestras estufas catalíticas y de llama azul.
La más común es la de acoplamiento, con la que el tubo flexible se ancla ejerciendo bastante presión. La otra es con rosca, un método más sencillo que funciona con un accesorio que tiene forma de cilindro y que suele venir incluido con la propia estufa.
El proceso de instalación no es complicado, puedes hacerlo sin problema. El sistema en sí debe ajustarse a la norma técnica UNE 60670. ¿Qué significa esto? Que tu equipo de gas cuenta con unas garantías de seguridad que te dan tranquilidad a ti y a tu familia.
En ambos casos, el responsable es el regulador de presión. Si está desajustado a la baja, la llama será menor debido a un flujo de gas disminuido. En caso de que se haya sobrepasado, la llama será más elevada y tendrás que moderarlo.
Si cambia de manera repentina, significa que hay partículas externas entrando y, por tanto, quemándose. Por ejemplo, el verde indica presencia de zinc o cobre (típica de equipos con partes metálicas). El rojo intenso, por su parte, es señal de que la llama está entrando en contacto con secciones oxidadas.
Un mantenimiento deficiente, una fuga o una avería en el contador son tres circunstancias que pueden dar lugar a un consumo excesivo. Recuerda que los tres casos se pueden prevenir con una inspección anual, que es responsabilidad del titular.
La realidad es que el mantenimiento de una estufa es sencillo, sobre todo, si cuentas con un servicio técnico. Un profesional que se desplace a tu vivienda y realice las revisiones oportunas te brinda tranquilidad durante todo el año.
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