La llegada del 2023 ha supuesto una nueva regulación (al alza) de los precios de la electricidad. Según la OMIE (Operador del Mercado Ibérico de Energía), alcanzó los 5,85 mWh en enero. Quienes más se han visto perjudicados son, sin duda, los empresarios. La hostelería, de hecho, es un sector que está sufriendo estragos, por lo que conviene plantearse cómo ahorrar luz en un bar.
¿Cómo ahorrar energía en tu bar?
Durante las estaciones que traen consigo temperaturas extremas -verano e invierno- hay una pregunta que ronda la mente de los dueños de los locales españoles: ¿cómo ahorrar luz en mi negocio? La razón detrás de esta preocupación es que esos meses exigen un mayor uso tanto del aire acondicionado como de la calefacción.
Desde el sector de la restauración, se ha optado recientemente por incorporar uniformes de verano y de invierno. Es una idea recomendable para minimizar el gasto en calefacción y reforzar el bienestar del personal. La inversión requerida para ello es muy limitada, pero pone de relieve la creciente necesidad de reducir las facturas.
Hoteltur, una plataforma de comunicación del sector turístico y hostelero, publicó en 2016 un dato muy relevante. Según sus análisis, el 40% del consumo energético corresponde a la climatización. Una buena solución para mitigarlo es instalar cortinas de aire, que pueden suponer hasta un 70% de ahorro.
Otra de las propuestas más útiles es el reemplazo de la iluminación convencional por una más eficiente. Las bombillas led, por ejemplo, gastan hasta un 88% menos de electricidad. Los puntos de mayor impacto, en este sentido, son las lámparas de la barra y la cocina, que suelen estar encendidas todo el día.
¿Cómo ahorrar energía en tu restaurante?
Cuando pensamos en cómo ahorrar luz en un restaurante, es inevitable referirnos a una cuestión determinante. Los electrodomésticos industriales suponen hasta un 40% del consumo eléctrico total. Por tanto, es crucial sustituirlos por modelos con eficiencia energética de clase A o superior.
La formación de los trabajadores es otro aspecto fundamental. Una práctica muy común en el personal de cocina es mantener el frigorífico abierto durante la elaboración de un plato. Lo mismo sucede con el lavavajillas o el congelador, por lo que es imprescindible concienciar acerca del gasto energético que supone.
Respecto al lavavajillas, cabe mencionar un asunto que muchos restaurantes obvian. Hay que programar la temperatura exactamente a 90°C, que es la obligatoria por la normativa sanitaria. Los lavados cortos de 45°C requieren un consumo energético considerablemente mayor.